viernes, 31 de mayo de 2013

Hoy me siento y escribo. Escribo para saber que en algún lugar, dejo todo de mí. Escribo para saber que no hay nadie que me diga lo contrario, que frene esta sed de expresar. Escribo porque no hay quien soporte de otra manera todo aquello que se calla, porque no existe verdad más sincera que aquella que se explica con palabras en tinta. Creo de alguna manera que el silencio es veneno, incluso siendo la primera en consumirlo.Recostarse cada noche pidiendo a gritos sin sonido que cambien los días de rutina, que esta historia recobre color y que esta vida, que supone estar llena de eso que llaman felicidad, se convierta en una felicidad constante.  No es un ir y venir, es sentir que das de lo que no recibís, que en cierta forma, la vida te toma el pelo la mayoría de las veces. No es dramatismo, sería ridículo si hablara pretendiendo exagerar lo que no se puede, es un desahogo de lo que creo sucede frente a mí.
Solo quiero que juntes las partes perdidas de mí; que me busques y me encuentres, que me abraces, incluso sabiendo que es algo imposible. Nada de eso importa ahora, tomemos el riesgo aceptando todo lo que eso conlleva, estoy acá, esperando por vos, deseando que en alguna mínima parte de vos, desees lo mismo,  que quieras aventurarte en un juego eterno conmigo, que te arriesgues, que me arriesgue. Que me devuelvas a la vida

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