Parece extraño reconocer
cómo el tiempo vuela vertiginosamente,
y cómo nos vamos desvaneciendo con él,
al compás de un ritmo que sólo siente nuestra alma.
Mi alma, la mitad de mí, aquella que me demuestra
que no soy sólo un cuerpo que camina, está perdida, vagando por el cielo
de los sucesos que no deberían tener fin.
En algún lugar del tiempo, quiso estancarse en un sólo momento.


No hay comentarios:
Publicar un comentario